En una provechosa combinación de vieja y nueva tecnología, señales de sensores sísmicos dejados en la superficie de la Luna en 1971 por astronautas de una de las misiones Apollo han revelado que la Luna tiene un núcleo líquido similar al de la Tierra. Científicos de la NASA aplicaron técnicas sismológicas actuales a los datos emitidos por los sensores dejados en la Luna.
La investigación sugiere que la Luna tiene un núcleo interno rico en hierro con un radio de 240 km y un núcleo externo compuesto en su mayoría por hierro líquido con un radio de 330 km. La diferencia con la Tierra está en una capa externa de hierro fundido alrededor del núcleo de unos 480 km de radio.
Esta información ayuda a entender la evolución del dínamo lunar -el proceso natural por el cual la Luna generó y mantiene un fuerte campo magnético.
El núcleo también contiene un pequeño porcentaje de elementos ligeros como el sulfuro, algo similar a investigaciones recientes que muestran que la Tierra también tiene elementos ligeros, como sulfuro y oxígeno, en una capa alrededor de su núcleo.
Los investigadores identificaron cómo y dónde pasaban olas sísmicas y dónde eran reflejadas por elementos en el interior de la Luna, revelando la composición y el estado de la interfaz de las capas a diferentes profundidades.
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