Recientemente un grupo de científicos de Harvard, entre los que se encuentra el español Juan Cadiñanos, ha diseñado una terapia capaz de revertir el envejecimiento en ratones. El tratamiento actúa sobre los telómeros, agilizando la división celular, regenerando tejidos, deteniendo la neurodegeneración, creando nuevas neuronas e incluso recuperando la agudeza del olfato deteriorado por la edad. ¿Estamos a punto de lograr la juventud eterna?
Esta puede ser una de las noticias más importantes de la década: un artículo aparecido en el hace horas en la última edición de la revista Nature da cuenta que se ha logrado revertir los efectos que provoca la edad en tejidos y órganos. La investigación se ha realizado sobre ratones, y ha sido desarrollada en el Dana Farber Cancer Institute de Harvard, en Boston, por un equipo de profesionales entre los que se encuentra el director del Laboratorio del Instituto de Medicina Oncológica y Molecular (IMOMA) del Centro Médico de Asturias,Juan Cadiñanos. La noticia es espectacular, sobre todo porque los autores del trabajo creen que la técnica utilizada puede ser aplicada en humanos para atrasar el proceso de envejecimiento.
La terapia es capaz de revertir el envejecimiento en ratones.(Wikipedia/Polarqueen)
Las pruebas, realizadas sobre ratones modificados genéticamente, demostraron que es posible revertir los cambios provocados por la edad, regenerando células y órganos. La magnitud de los resultados sorprendió incluso a los científicos que participaron del proyecto. "Lo que vimos en estos animales no es una pequeña desaceleración o estabilización del proceso de envejecimiento. Hemos visto un cambio dramático e inesperado," explica Ronald DePinho, líder del equipo de Harvard a la revista Nature. El cambio producido en estos animales nos permite soñar con la aplicación de esta terapia en humanos, retrasando el envejecimiento natural y prolongando al máximo la etapa de la juventud de millones de personas. El mecanismo del envejecimiento es bien conocido. En pocas palabras, el problema se origina en el deterioro de los telómeros. Las células que componen nuestros cuerpos poseen 23 pares de cromosomas, que contienen nuestro querido ADN. Los extremos de los cromosomas están protegidos por los telómeros, que cumplen una función similar a las cintas que evitan que un cordón de zapato se deshilachen. Cada vez que la célula se divide, los telómeros se acortan, y llega un momento en que dejan de cumplir su función. Cuando esto ocurre, la célula muere o entra en un estado al que generalmente llamamos "envejecimiento".
El secreto de esta terapia se encuentra en los telómeros. (Commons/Reactome)
Lo interesante del caso es que el funcionamiento de los telómeros es idéntico en ratones y humanos, por lo que si la terapia ha funcionado tan bien en los roedores, es de esperar que tenga un efecto muy similar en nosotros. Estos ratones, manipulados genéticamente y criados especialmente en Harvard -las herramientas moleculares necesarias para crear estas ratas fueron un aporte de Cadiñanos- carecían de la enzima llamada telomerasa, que normalmente impide que los telómeros dejen de funcionar. Al no poseer esta enzima, los ratones envejecieron prematuramente y comenzaron a padecer las típicas dolencias asociadas con la edad avanzada: disminución del sentido del olfato , del tamaño de su cerebro e infertilidad. Al reactivar la enzima, se comenzaron revertir los signos de envejecimiento. "Luego de cuatro semanas de tratamiento, se logró una recuperación importante, incluyendo el crecimiento de nuevas neuronas en el cerebro", explicó DePinho.
Reactivando la enzima se revirtieron los signos de envejecimiento.(flickr/jlmaral)
¿Estamos cerca de lograr la juventud eterna? Indudablemente, estamos más cerca de lo que estábamos hace un par de años. Sin embargo, y a pesar de todo lo dicho, puede que la aplicación directa sea difícil ya que la enzima telomerasa tiene como efecto colateral un aumento en la tasa de formación de tumores, elevando la probabilidad de contraer cáncer, sobre todo en organismos de edad avanzada. Juan Cadiñanos, al ser consultado sobre este particular, dice que “la aplicación en humanos será ni sencilla ni rápida. Primero habrá que analizar las posibles consecuencias negativas de la regeneración de telómeros para poder ver si es o no seguro.” Está claro que queda bastante camino por recorrer, pero la importancia que posee este tipo de investigación garantiza que tendremos noticias relacionadas con esta investigación dentro de poco tiempo.
Enlaces: Parte de prensa, en Harvard
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