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martes, 30 de noviembre de 2010

NASA anunciará el jueves hallazgo astrobiológico

En un evento que ocurre solo cada muy poco tiempo, la NASA convocó a los medios a una conferencia de prensa para este jueves a las 14hrs de Nueva York (20hrs de España) para hacer un importante anuncio sobre un hallazgo astro-biológico. Aunque no quisieron dar muchos detalles al respecto, explicaron que se trata de "un descubrimiento astrobiológico que impactará la búsqueda de evidencia de vida extraterrestre." Y lo mejor de todo, es que será trasmitido para todo el mundo a través de Internet.
NASA convoca a los medios este jueves (Wikipedia)
El último precedente que tenemos de una convocatoria semejante, fue hace dos años, cuando la NASA anunció que se había encontrado grandes cantidades de agua congelada en Marte. Eso quiere decir que estamos frente a un anuncio de proporciones semejantes o, con suerte, aún más relevantes en lo que significa la investigación de vida extraterrestre en el universo.
No hay más que podamos decir al respecto, ya que de aquí en más termina la información oficial y es pura especulación. Tal vez pueda tratarse de alguna actividad que evidencie vida extraterrestre, pero como dijimos, puede ser cualquier cosa. Lo que estamos seguros es que a las 14hrs de Nueva York, aproximadamente las 20hrs de España, todos los interesados deberán ingresar a NASA TV el día y a la hora citada. Por nuestra parte, os mantendremos informados.
Fuente:  NASA TV

Logran revertir el envejecimiento en ratas

Recientemente un grupo de científicos de Harvard, entre los que se encuentra el español Juan Cadiñanos, ha diseñado una terapia capaz de revertir el envejecimiento en ratones. El tratamiento actúa sobre los telómeros, agilizando la división celular, regenerando tejidos,  deteniendo la neurodegeneración, creando nuevas neuronas e incluso recuperando la agudeza del olfato deteriorado por la edad. ¿Estamos a punto de lograr la juventud eterna?

Esta puede ser una de las noticias más importantes de la década: un artículo aparecido en el hace horas en la última edición de la revista Nature da cuenta que se ha logrado revertir los efectos que provoca la edad en tejidos y órganos. La investigación se ha realizado sobre ratones, y ha sido desarrollada en el Dana Farber Cancer Institute de Harvard, en Boston, por un equipo de profesionales entre los que se encuentra el director del Laboratorio del Instituto de Medicina Oncológica y Molecular (IMOMA) del Centro Médico de Asturias,Juan Cadiñanos. La noticia es espectacular, sobre todo porque los autores del trabajo creen que la técnica utilizada puede ser aplicada en humanos para atrasar el proceso de envejecimiento.

La terapia es capaz de revertir el envejecimiento en ratones.(Wikipedia/Polarqueen)

La terapia es capaz de revertir el envejecimiento en ratones.(Wikipedia/Polarqueen)

Las pruebas, realizadas sobre ratones modificados genéticamente, demostraron que es posible revertir los cambios provocados por la edad, regenerando células y órganos. La magnitud de los resultados sorprendió incluso a los científicos que participaron del proyecto. "Lo que vimos en estos animales no es una pequeña desaceleración o estabilización del proceso de envejecimiento. Hemos visto un cambio dramático e inesperado," explica Ronald DePinho, líder del equipo de Harvard a la revista Nature. El cambio producido en estos animales nos permite soñar con la aplicación de esta terapia en humanos, retrasando el envejecimiento natural y prolongando al máximo la etapa de la juventud de millones de personas. El mecanismo del envejecimiento es bien conocido. En pocas palabras, el problema se origina en el deterioro de los telómeros. Las células que componen nuestros cuerpos poseen 23 pares de cromosomas, que contienen nuestro querido ADN. Los extremos de los cromosomas están protegidos por los telómeros, que cumplen una función similar a las cintas que evitan que un cordón de zapato se deshilachen. Cada vez que la célula se divide, los telómeros se acortan, y llega un momento en que dejan de cumplir su función. Cuando esto ocurre, la célula muere o entra en un estado al que generalmente llamamos "envejecimiento".

El secreto de esta terapia se encuentra en los telómeros. (Commons/Reactome)

El secreto de esta terapia se encuentra en los telómeros. (Commons/Reactome)

Lo interesante del caso es que el funcionamiento de los telómeros es idéntico en ratones y humanos, por lo que si la terapia ha funcionado tan bien en los roedores, es de esperar que tenga un efecto muy similar en nosotros. Estos ratones, manipulados genéticamente y criados especialmente en Harvard -las herramientas moleculares necesarias para crear estas ratas fueron un aporte de Cadiñanos- carecían de la enzima llamada telomerasa, que normalmente impide que los telómeros dejen de funcionar. Al no poseer esta enzima, los ratones envejecieron prematuramente y comenzaron a padecer las típicas dolencias asociadas con la edad avanzada: disminución del sentido del olfato , del tamaño de su cerebro e infertilidad. Al reactivar la enzima,  se comenzaron revertir los signos de envejecimiento. "Luego de cuatro semanas de tratamiento, se logró una recuperación importante, incluyendo el crecimiento de nuevas neuronas en el cerebro", explicó DePinho.

Reactivando la enzima se revirtieron los signos de envejecimiento.(flickr/jlmaral)

Reactivando la enzima se revirtieron los signos de envejecimiento.(flickr/jlmaral)

¿Estamos cerca de lograr la juventud eterna? Indudablemente, estamos más cerca de lo que estábamos hace un par de años. Sin embargo, y a pesar de todo lo dicho, puede que la aplicación directa sea difícil ya que la enzima telomerasa tiene como efecto colateral un aumento en la tasa de formación de tumores, elevando la probabilidad de contraer cáncer, sobre todo en organismos de edad avanzada. Juan Cadiñanos, al ser consultado sobre este particular, dice que “la aplicación en humanos será ni sencilla ni rápida. Primero habrá que analizar las posibles consecuencias negativas de la regeneración de telómeros para poder ver si es o no seguro.” Está claro que queda bastante camino por recorrer, pero la importancia que posee este tipo de investigación garantiza que tendremos noticias relacionadas con esta investigación dentro de poco tiempo.

Enlaces: Parte de prensa, en  Harvard

jueves, 25 de noviembre de 2010

Kevin Warkick

kevin warwick

(Entrevista a Kevin Warwick, publicada en la revista Muy Interesante del mes de setiembre)

A Kevin Warwick no le cabe la menor duda: algún día, en un futuro no muy lejano, todos llevaremos microchips implantados en nuestro organismo. Con ellos, podremos explicar, sin necesidad de palabras, nuestros sentimientos, un recuerdo o una nueva idea a nuestros compañeros de trabajo. Seremos capaces de comunicarnos mejor con nuestra pareja; adiós a los malosentendidos y a las broncas por malosentendidos. También mejoraremos nuestra memoria, aprenderemos un nuevo idioma en cuestión de horas, aumentaremos hasta límites increíbles nuestra capacidad para almacenar datos y podremos enchufarnos directamente al ordenador y bajarnos toda la información que necesitemos o “actualizar” nuestro cerebro.

Warwick es profesor de cibernética de la Universidad de Reading, en Inglaterra, y siente tal fascinación por los robots que lleva más de 15 años dedicado a investigar cómo un entresijo de chips puede mejorar nuestras limitaciones y potenciar nuestras capacidades. Incluso se ha utilizado a sí mismo como conejillo de indias y se ha convertido en protagonista de algunos de los experimentos más revolucionarios en esta área de la ciencia. En 1998 se convirtió en el primer hombre-máquina.

Quiero ser un ciborg. ¿Puedo?

¡Claro! De hecho, cada semana acuden a mi laboratorio entre 10 y 12 personas que quieren entrar a formar parte de mi investigación, que quieren que les haga un implante, que quieren experimentar.

¿Y qué hay que hacer?

¡No es tan sencillo! Hay muchas consideraciones éticas a tener en cuenta. De hecho, todas y cada una de las cosas que hacemos requieren que un comité ético las apruebe. Algunas personas acuden a mí para que las ayude; sufren alguna enfermedad, o una parálisis y creen que un chip solucionará sus problemas. A veces también nos visita gente con problemas mentales, que creen que alguien les ha implantado un chip que los está volviendo locos y quieren que yo averigüe dónde está y quién ha sido. Sin embargo, en la mayoría de los casos, ese chip no existe.

En 1998 te convertiste en el primer ciborg de la historia

Sí, me implanté un chip en el antebrazo.

¿Para qué servía?

Pues para cosas muy sencillas, como identificaciones. Era un trasmisor de radiofrecuencia que me implanté en el brazo y que utilizaba para controlar las puertas, las luces y la temperatura.

Pues no le veo demasiada utilidad.

¡Pues la tiene! Piensa en personas con discapacidades o que sufren epilepsia: los implantes pueden contener información sobre la medicación que necesitan, de manera que si sufren un ataque, al llegar al hospital, el médico pueda saber qué tratamiento seguir, por ejemplo. Después, en 2000, me implanté en la muñeca un artefacto bastante más complicado, que tenía más de un centenar de electrodos conectados con mis nervios y con los que podía controlar una mano robótica a distancia que reproducía mis movimientos.

Y hay muchas más aplicaciones; hace poco, de hecho, me implanté un electrodo en el cual unía mis sistema nervioso a un ordenador. Ese experimento estaba más en la línea de mi investigación en temas de mejoras de la comunicación y de ampliación de las capacidades humanas.

A tu mujer también lograste convencerla para que se hiciera uno.

Fue para un estudio sobre comunicación, que era, de hecho, el primer estudio sobre comunicación que se realizaba de ese tipo: nuestro objetivo era unir nuestros sistemas nerviosos eléctricamente. Y… eso es lo que hicimos. ¡Nadie antes lo había conseguido! Y nosotros fuimos capaces de llevar a cabo una forma muy básica de comunicación,  telegráfica, de sistema nervioso a sistema nervioso.

¿Qué sentíais?

Cuando mi mujer movía una mano, mi cerebro recibía un impulso eléctrico y reconocía que aquello era mi mujer que me estaba enviando una señal. Así que cada vez que sentía el impulso, me decía “Ah, es mi mujer”.  Nuestros cerebros se pueden adaptar, son unos aparatos sumamente inteligentes capaces de interpretar correctamente lo que pasa. Y aquella era una forma directa de comunicación. Mi mujer podía mover su mano y mi cerebro podía contar uno, dos, tres impulsos. De acuerdo, era una forma muy básica, telegráfica, de comunicación, pero era comunicación de cerebro a cerebro, de sistema nervioso a sistema nervioso.

Pero, ¿por qué quieres convertirte en un ciborg?

Por dos motivos: por un lado, tengo un interés meramente científico. Quiero probar la tecnología, ver de qué modo puede ayudar a las personas con discapacidades; que padecen, por ejemplo, parálisis parcial y que, gracias a los avances tecnológicos serán capaces de conducir con el pensamiento. Y, por otro lado, y quizás sea ésa la razón principal, se trata de darnos cuenta de lo pobres que llegamos a ser los humanos mentalmente y de cómo podemos emplear la tecnología de forma activa para mejorar nuestras habilidades mentales.

¿Tan limitados somos los humanos?

¡Muchísimo! [risas] Para darnos cuenta, basta con comparar nuestras capacidades con la tecnología. Tomemos como ejemplo nuestros sentidos: apenas somos capaces de experimentar un cinco por ciento de las señales que nos rodean. La visión es el mejor de nuestros sentidos e incluso así es muy muy muyyyy limitada en lo que al espectro de frecuencias se refiere. En cambio, utilizando la tecnología podemos ver la luz infrarroja, la ultravioleta, los rayos X… Además, somos capaces de tener diferentes inputs sensoriales y no sólo uno, de manera que conseguimos una comprensión mucho más compleja y completa del mundo en el que vivimos. Pensemos ahora en nuestra memoria, que es sumamente pobre en comparación con la de las máquinas. O en nuestro sistema de comunicación. ¡Nos debería dar vergüenza! Sin lugar a dudas, el de las máquinas es mucho mejor.

¿Y si nuestros cerebros se colapsan con tanta información? ¿Y si no están preparados para asimilar toda esa cantidad de datos extra?

Nuestros cerebros son muy plásticos y se pueden adaptar para asumir nuevas posibilidades. Podemos exigirles más, desafiarlos, incluso aunque seamos mayores. Vivimos en un mundo tecnológico, en el que las másquinas se comunican de una forma mucho más rica, compleja y eficiente que nosotros; pensemos en internet. Y los humanos ya hemos entrado en contacto con esas potentes redes de comunicación y nuestros cerebros ya han entendido -aunque de forma pasiva- esas nuevas posibilidades de comunicación. Por eso, cuando les das la oportunidad de mejorar su actuación, se adaptan y asumen el reto. ¿Cuánto pueden asumir? Ésa es la gran pregunta. Quizás, si los empujamos demasiado podemos dañarlos, aunque sólo hay una forma de averiguarlo…

Afirmas que la tecnología puede ayudar a mejorar nuestro sistema de comunicación. ¿Cómo?

Si pensamos en lo que contienen nuestros cerebros, en las ideas, en los recuerdos, en los colores, en las imágenes, en los sueños que tenemos y después en cómo comunicamos todos esos pensamientos a otra persona, nos damos cuenta de que no somos capaces de verbalizar todas esas señales complejas que hay en nuestro cerebro. ¡No somos capaces de comunicar realmente todos esos mensajes a través del discurso! El lenguaje es un mensaje codificado limitado que alberga poco parecido con nuestros pensamientos originales. En cambio, la posibilidad de conectar directamente nuestro cerebro con el de otra persona y enviarle señales o mandarlas a un ordenador y al revés, abre muchas nuevas posibilidades de comunicación, no sólo en términos de lenguaje, sino también de colores, de imágenes, de conceptos, de pensamientos abstractos, de sentimientos, de emociones… Seremos capaces de comunicarnos en un sentido mucho mucho mucho mucho más amplio y rico de lo que hacemos ahora.

¿Nos resultará más fácil entendernos? ¿Evitaremos más de una discusión conyugal por malos entendidos?

Se producen muchos desencuentros incluso entre personas que llevan casadas muchos años y que se conocen muy bien. Aún tienen problemas de entendimiento, de comunicación. Una persona dice una cosa y la otra lo entiende al revés. Entonces se enfadan y se pelean por culpa de ese malentendido. Pero si tú, de hecho, pasas un mensaje simple y lo pones en contexto, con sus sentimientos y sus diferentes atributos asociados, entonces todo queda mucho más claro. La otra persona lo entiende, te responde, tú respondes y así. La comunicación, en el sentido de riqueza de intercambio de ideas, podría realmente dar un verdadero paso de gigante.

Podremos construir una red de cerebros.

¡Claro! Y la gran pregunta es cuán rica puede llegar a ser, cuánto podrá entender una sola persona las señales sobre los sentimientos y las emociones de otra persona. O si lo aprenderemos de foma automática o nos costará un proceso. ¡Pero eso resulta excitante! Tenemos ante nosotros la oportunidad de unir nuestras formas de pensar, de aprender una nueva forma de comunicarnos.

Y ahora, ¿llevas algún implante?

No, tengo que decir que actualmente soy una persona completamente ‘normal’. Estoy trabajando en el desarrollo de un implante computerizado cerebral. Intento hacer crecer un cerebro.

Extraemos neuronas de embriones de ratas, las cultivamos, las hacemos crecer y las introducimos en un cuerpo de robot. Nuestra investigación trata de crear cerebros biológicos para robots. También estamos intentando hacer lo mismo con neuronas humanas: obtener células nerviosas de embriones humanos, cultivarlas, hacerlas crecer e implantarlas en cuerpos de robot, de manera que en un futuro podamos tener robots con apariencia humana con neuronas humanas. El objetivo es investigar enfermedades como el Parkinson o qué partes del cerebro dejan de funcionar después de que una persona sufra un infarto cerebral. También queremos averiguar si podemos ampliar o potenciar nuestra memoria, si podemos aplicar neuronas nuevas para mejorar nuestras capacidades mentales, lo que supondría un gran avance para combatir determinadas enfermedades.

¿Existe alguna otra aplicación que no sea en el ámbito de la salud?

Por supuesto. Potencialmente, los robots podrían estar por toda la casa. Y, en lugar de ser meras piezas de tecnoloía, podrían convertirse en verdaderos cerebros biológicos, que pudieras tratar como si fueran amigos. En el ámbito militar hay muchas aplicaciones inmediatas. Seguramente, en los próximos 15 años, los soldados ya no irán a las guerras a combatir y a perder sus vidas. Los soldados de carne y hueso se reemplazarán por robots, por tecnología.

¿Como en la película Terminator?

Probablemente. De hecho, muchas de las cosas que aparecen en el cine puede que sucedan. En Terminator, máquinas inteligentes deciden que no les gusta lo que hacen los humanos y deciden tomar el control de la situación ellos mismos. Y creo, sinceramente, que deberíamos considerar esa posibilidad.

Glups.

Sí, es cierto, las películas como Terminator nos enseñan un futuro de terror para los humanos, totalmente bajo la tiranía de las máuinas. Pero aún estamos a tiempo a de redibujar ese futuro y de evitarlo. ¿Cómo? Pues actualizando nuestras capacidades humanas, ¡convirtiéndonos en ciborgs! No tenemos que darles la oportunidad a las máquinas de que nos causen daño alguno o de que nos traten como quizás les gustaría tratarnos…

O sea, que los replicantes de Blade Runner son más que posibles.

Muchos de los escenarios surgidos de la ciencia ficción son peligrosos y potencialmente posible. Por tanto, es lógico que la gente tenga miedo, sobre todo porque desconoce qué va a pasar. En cambio, para mí, resulta super excitante. Creo que tenemos que preocuparnos en su justa medida. No podemos decir: “Bah, es una película, eso no va a pasar”, porque no es sólo ciencia ficción. Y aunque estamos en nuestro derecho de estar asustados, tenemos que enfrentarnos a ese futuro potencial; también podemos mirar las muchas posibilidades beneficiosas y positivas que tienen los ciborgs: como ayudar a la gente con discapacidades, permitirles llevar una vida normal; potenciar nuestras capacidades, mejorar nuestra comunicación.

Hace un par de años, cuando desapareció la pequeña Madeleine de un hotel del Algaver portugués, propusiste implantarle un chip a los niños, una idea que fue muy polémica

Cierto, a las asociaciones de derechos de la infancia no les hizo demasiada gracia, no estaban demasiado contentas. Aunque creo, sinceramente, que hay un montón de padres a los que les gustaría poder tener esa opción. Se podría implantar un chip en el niño que proporcionara una cobertura razonable y que le indicara a los padres dónde está. Puede resultar muy útil en el caso de que el crío se pierda o lo secuestren, aunque también comporta muchas cuestiones éticas. ¿Es lícito que los padres sepan dónde está su hijo todo el tiempo?

En una discoteca de Barcelona, los clientes se pueden implantar un chip que funciona como una especie de tarjeta de crédito que va acumulando las bebidas que ingieren sus portadores.

¡Sí! ¡Lo he oído! ¡Es fantástico! Espero que me hagan miembro de honor gratis. Me encantaría que me hicieran miembro de oro o especial, que me enviaran una invitación especial por ser un ciborgs. La idea me parece muy interesante. Nunca antes pensé que los implantes pudieran servir para propósitos sociales, para salir de marcha y menos para un club nocturno.